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Los primeros años de vida de una persona son clave para su salud integral en el largo plazo; es por ello que la alimentación juega un rol fundamental en el desarrollo de bebés y niños. No solamente porque los hábitos alimentarios saludables se construyen desde la primera infancia, sino porque de ellos dependerá el estado físico y mental en la vida adulta.

“Una dieta nutritiva en la infancia es muy importante para promover el bienestar a largo plazo de los niños, y los alimentos que les brindemos en esta etapa pueden afectar su desarrollo cognitivo, temperamento, habilidades motoras y desarrollo del lenguaje”, explica la nutricionista y dietista Brenda Jerez.

Los huevos enteros son una excelente fuente de vitaminas A, D y B12, porque estimulan el cerebro, junto con la colina. “La colina es especialmente importante para los niños, ya que se ha demostrado que mejora el desarrollo del cerebro y la memoria a largo plazo”, afirma Jerez.

Los alimentos ricos en ácidos grasos Omega-3, ácido fólico, hierro, yodo, zinc, colina y vitaminas A, B12 y D favorecen la función cerebral, el comportamiento y el aprendizaje.

Finalmente, la especialista recomienda evitar en los niños los alimentos con azúcares añadidos y los que son ultraprocesados como gaseosas, golosinas o embutidos porque son responsables de generar un deterioro cognitivo.